La mayoría de los españoles comíamos el mismo tipo de fresas hace años. A principios del siglo XXI, todos tenían el mismo sabor, textura, tamaño y forma. Los lineales de los supermercados tenían una única gama varietal -del extranjero, por cierto- mientras que había manzanas y peras con una gama de colores más amplia que Desigual. Ese aburrido panorama frutícola cambió cuando programas de mejoramiento como el de Fresas Nuevos materiales (FNM), empresa onubense fundada en 1999 por el propio sector, que ha elaborado variedades como la Rociera, que actualmente es una de las más producidas en España y por tanto en Europa.
“A principios de los años 60 se introdujeron en Huelva las primeras variedades de origen californiano, desde entonces el cultivo en esta provincia se ha marcado como varietal”, describe Pedro Domínguez en su Doctor. “Venimos de una cultura donde por años sabíamos que todos eran lindos, pero eso poco a poco ha ido cambiando”, dice Juan Manuel Arenas, director de Fresas Nuevos Materiales. En 2001, esta fresa representó el 97% de la producción total, según informes agrodiario. Era lo único que había: o te gustaba su sabor y textura, o te ibas a comer piña.
Por aquel entonces nadie en el campo onubense pensaba en otra cosa que no fuera comprar la planta madre en Estados Unidos, llevarla a un vivero y producir el fruto. Había una clara dependencia de la Universidad de California, lo que tenía algunos inconvenientes: “Muchas de las variedades que llegaban no estaban tan adaptadas a nuestra zona ya que las condiciones climáticas son diferentes. Además, claro, las licencias que pagábamos para poder sembrarlas iban a parar al exterior”, comenta Arenas.
Dy aquí y aquí
Ya en los años 90 la provincia de Huelva era un referente en este fruto rojo, ¿por qué no desarrollar nuevas variedades destinadas a esta tierra? Con esta premisa, un grupo de cooperativas y cultivadores y viveros privados decidió aportar capital semilla para crear FNM, la primera empresa española dedicada a la mejora vegetal Baya eso viene de dentro de la propia industria.»Así, la riqueza que generamos se queda aquí», dice el actual director.
Los inversores tuvieron mucha paciencia -o despreocupación, según los casos- porque la primera fresa de Huelva salió al mercado siete años después del inicio del programa: «Al principio, Antonio Refoyo solo cruzaba variedades comerciales de la época y las primeras ventas solo Llegó en 2006 con uno que llamó Coral”, cuenta Juan Manuel Arenas. Según este gerente, el coral era un fruto de tamaño mediano, de color rojo intenso y con un contenido de azúcar muy alto que lo hacía muy dulce, aunque tenía una desventaja: era más sensible a las plagas. “Solo llegamos a 10 millones de plantas, pero fue de una calidad excepcional y nos ha dado cierta reputación en el mercado”.
Pero, ¿cómo se hace una fresa?
Desarrollar una nueva variedad de fresa lleva tiempo (incluso más que secar la ropa en invierno, dicen). Todo comienza con la polinización cruzada y se dirige -en lugar de abejas arbitrariamente a un humano con estudios- de donde se obtienen los frutos de donde se obtienen las semillas. Al año siguiente se siembran y analizan alrededor de 13.000 plantas diferentes, “de las cuales al final de la campaña las 200 o explica Fernando Pistón, actual fitomejorador de la FNM.
Estas doscientas personas se replican varias veces para que la información sea más detallada. Nuevamente, Fernando y su equipo se encargan de estudiarlos para hacer una nueva selección, y de los 200, se dice que quedan entre 20 y 24 al final de la cosecha. Al año siguiente se vuelven a propagar y se plantan en diferentes lugares para que el criador, que trabaja más que el sherpa de Jesús Calleja, le hiciera un extenso seguimiento durante otra campaña. Cuando finaliza este proceso, solo hay dos, tres o cuatro, algunos o ninguno puede registrarse.
En conjunto, un periodo mínimo de ocho años, durante los cuales se siguen dos líneas base: “Una con variedades que destacan a nivel organoléptico, con una apariencia y vida media más largas de lo habitual; y otra con las que presentan cualidades agronómicas como producción o precocidad y tienen un mínimo de calidad”, explica Pistón. La empresa se nutre de los derechos que pagan los agricultores para cultivar sus fresas, por lo que es imperativo ofrecerles diferentes modelos en función de sus intereses.
Las primeras fresas en Huelva
Como este proceso no es cuestión de dos días, tuvimos que esperar hasta 2010 para catar la siguiente variedad: prímulas, un fruto de tamaño medio, rojo muy intenso y que mantiene un buen sabor durante toda la campaña. “Era mejor que el anterior en casi todo: era más grande y el fruto estaba más expuesto y aireado, por lo que había menos podredumbre y el coste de recolección era menor”, dice Arenas, quien asegura que con Primoris “los fundamentos de el crecimiento de FNM». De hecho, en la campaña de 2015, el 16% de todas las fresas producidas en Huelva fueron de esta variedad.
Después de Primoris llegó Antilla, una variedad algo tardía que duró poco en el mercado. Luego vino la Rábida -más temprana y con menos azúcar que algunas creaciones posteriores- de la que se plantaron 10 millones de plantas. “Lo nuestro es un proceso de mejora continua, siempre salen mejores cepas que las anteriores porque estas buenas sirven de padres para crear otras más eficientes”, dice Juan Manuel Arenas. El perfecto ejemplo de ello es el éxito que ha cosechado -nunca mejor dicho- la siguiente variedad en salir al mercado: Rociera.
Aspersor, salida sabroso
“Es muy completa: temprana, bastante productiva, con frutos simétricos y de muy buena calidad. Combina todo lo que buscan tanto comercializadores como productores”, comenta el director de FNM sobre esta fresa de agarre firme, color claro, buen tamaño. y un sabor ligeramente ácido equilibrado con un dulzor muy pronunciado (que lo hace perfecto). añadir a ensaladas o pasteles). Son tantas las virtudes que según datos de la IFAPA En 2017, con un 19,3%, ya era la segunda variedad más producida en la región, detrás de Florida Fortune, desarrollada por la universidad de esta ciudad estadounidense. En la campaña 2023, seis años después, el podio lo siguen ocupando estas dos fresas.
Después de Rociera, llegaron otras como Rikas o Marshes -muy tempranas, con un bocado súper crujiente y un sabor y color dulce bastante intenso, perfectas para comer con yogur o cualquier otra textura cremosa- pero con la primera consiguieron entrar en el mercado internacional. : «Viajaba mucho: lo compraste en Inglaterra, Holanda o Alemania, por ejemplo», cuenta María Bayo, directora comercial de FNM. “Es un rojo muy brillante, que es muy popular en el extranjero; en España y Portugal prefieren un color más intenso”, dice Juan Manuel.
dia yosignificado de lpor un cambio
«En España no ponemos a las variedades el nombre que les debemos, cosa que sí hacen en Francia, por ejemplo, donde casi todo el mundo conoce la gariguette, etcétera», dice María Bayo, que continúa: «Una de nuestras luchas es difundir, para que el cliente conozca sus favoritos y pueda comprarlos, como es el caso de las manzanas».
El responsable del departamento comercial de FNM asegura que las etiquetas, que solo destacan la zona de producción, no ayudan a poner en valor la variedad: “Si le sumamos ‘Fresa de Huelva’, juntamos todo e incluso hay algo fresas tempranas que no tienen sabor. Tenemos que diferenciarnos».
Más de dos décadas después de la fundación de FNM, esta empresa existe hoy el programa de mejora con más presencia en Huelva, la zona fresera más importante de toda Europa. Atrás quedaron los días en que todas las frutas eran iguales, cuando no había diferencias en el contenido de azúcar, acidez, firmeza o color. Juan Manuel Arenas resume bien el éxito de una empresa creada en y para su zona: “Conseguimos darle la vuelta a la tortilla: antes conseguíamos variedades de la Universidad de California, y ahora somos nosotros los que las llevamos allí y en muchas otras partes del mundo.» «.
TOP DIRECTORIO / Fuente